viernes, 11 de diciembre de 2020

Un personaje desagradable, un libro con potencial (libros de 2020, 13/13)


 En casa no suelen regalarme libros; de una imagino que creen que tengo demasiados, y de otra supongo que porque no sabrían ni qué libro técnico (de naturaleza mayormente, me refiero) me podría interesar, ni qué tipo de obra de ficción gustarme. Me ha sorprendido por eso que este año mi segunda hermana me regalase dos: con el de Navidad acertó; con este de mi cumpleaños (La conjura de los necios, de John Kennedy Toole, Anagrama, 54 edición; en traducción de J.M. Álvarez Florez y Ángela Pérez)... bueno. A medias. Veamos primero, someramente, de qué va: el protagonista es un hombre joven culto y trastornado, que siente un asco profundo por la sociedad que lo rodea y que se dedica a intentar explicar a quien no le quede más remedio que oírle (o si no, a escribirlo en sus diarios) cómo deberían cambiar las cosas para que el mundo tuviese un atisbo de esperanza. Por un descalabro financiero se ve obligado a dejar su cuarto y ponerse a trabajar, lo que irá extendiendo los efectos de sus locuras por una Nueva Orleans de los años 60 en la que historias aparentemente inconexas de personajes también bastante estrafalarios acaban convergiendo en un clímax final.
Los personajes están bien construidos, lo suficiente como para poder sentir una profunda empatía o rechazo por ellos. Personalmente el protagonista me produce más de lo segundo, hasta llegar a la repugnancia, y suelo ponerme de parte de quienes tienen la desgracia de cruzarse con él; por lo demás sus peripecias son tan inverosímiles que me enfadan: cuando una obra, sin manifestarlo abiertamente desde el principio, coquetea demasiado entre una "ficción realista" y una "irreal" empieza a dejar de convencerme. Y sin embargo me he reído bastante por veces (más con las historias paralelas de los personajes secundarios, la verdad). La obra se me da un aire a las novelas juveniles de Waugh (esto puede que le diga muy poco a mucha gente, pero a mí se me antoja una descripción adecuada), y me pregunto si habría llegado a alcanzar la fama de que goza hoy en día (en Estados Unidos al menos) de no ser por el malditismo y avatares que rodearon a su malogrado autor y a la publicación de esta obra. Al mismo tiempo, reconozco que (una vez hecho famoso por estas circunstancias) es un libro que por su excentricidad tiene un gran potencial para congregar a su alrededor un gran puñado, no diré de devotos, sino de frikis, como puedan serlo en España los "amanecistas". Y de ahí a considerarlo una de las mejores novelas del S. XX va un trecho; uno que en todo caso no habla bien del libro, sino mal del jurado... pero bueno, qué sabré yo.