viernes, 26 de marzo de 2021

Wishlist

Cada primero de año me da por hacer balance de las especies nuevas que he visto el anterior. Por "especies nuevas" se suele sobrentender que me refiero a "de aves"; y suele ser verdad, porque son las que me hacen más ilusión, pero no solo: incluyo en estos balances todos los vertebrados nuevos, y suelo acordarme también de algún invertebrado o vegetal que me hiciese especial ilusión o que recuerde con particular cariño... pero ¡qué le vamos a hacer!, los terópodos mandan, y tiran más dos Parus que dos carretas.

La cosa es que mi afán listero está un tanto desinflado. Tampoco es que eso sea malo; de hecho esta afición corre permanentemente el riesgo, a nada que uno se implica, de derivar en una competición absurda por ver quién la tiene más larga; y de cambiar al hacer un viaje el disfrute del placer de estar en el campo por la ansiedad de tener que subrayar un nuevo nombre en la guía (yo subrayo, no "hago check"; y sí, escribo en mi guía, get over it)... pero bueno, a veces sí lo echo de menos. Por una parte, lógicamente cuantas más especies ve uno más difícil es seguir sumando, claro. Por otra parte, hace unos años me movía más con amigos muy pajareros, activos en las redes de información, dispuestos a salir de improviso y a hacer viajes específicos para ver tal especie escasa o la rareza X, aunque el entorno no fuese bonito (un desagüe en un área industrial, pongamos por caso). Ahora suelo salir al campo más "a caminar", a ver tal o cual paisaje... también lo estoy disfrutando mucho, o incluso más, pero es diferente. Total que hace bastante que tengo descuidado, no ya el tirar de cuaderno de campo cuando salgo, por más vergüenza que me dé reconocerlo, sino directamente mantener una lista de qué llevo visto y qué no. Pero es cierto que tener una lista física que revisar le ayuda a uno a recordar con cariño, las tardes ociosas de domingo, excursiones y otros momentos del pasado... Así que me dio por ponerme a ello: hacía mucho que no actualizaba mis listas de España y del Paleártico occidental (aka WP, Western Palearctic), y me he llevado el pequeño chasco de ver que la española apenas sí asciende a 354 especies (que no está nada mal, es solo que la hacía más alta, la verdad), pero la alegría de que la del WP supera por fin las 400 (está en 411), gracias sobre todo al empujón que supuso el mes que eché en Israel en 2018.

Y con miras a ir recuperando la ilusión de salir al campo más, y de hacer planes a medio y largo plazo, me pareció correcto dedicar una entrada del blog a escribir el complemento perfecto a la lista de lo que ya se ha visto: la de lo que se quiere ver. Una carta a los Reyes, vamos. Y dividida por regiones, esto es lo que me sale:

PENÍNSULA

- Hay un primer Top 5 de especies que me fastidia mucho no haber visto aún, que son las cinco especies reproductoras en España que me faltan por ver: os las ordeno de más deseada/en teoría sencilla de ver a menos tirando de las imágenes y de los mapas de distribución del ya bastante desfasado Atlas de las aves reproductoras de España de 2003, enlazando la ficha correspondiente, por si queréis curiosear por dónde y en qué hábitats se mueven:

1. Alzacola rojizo Erythropygia galactotes

Las poblaciones de este habitante de zonas semiáridas con arbustos (viñedos y olivares tradicionales, zonas de monte abierto...) están bastante de capa caída debido a la intensificación agrícola. Es además de los migrantes que más tarda en llegar de África, lo que hace que para verlo haya que ir a un secarral en verano, cosa que mis amigos no suelen estar muy por la labor de hacer. Pero de todos los de la lista es el que más ganas tengo de ver, no ya porque sea más bonito que los demás, sino por el puro concepto de "espina clavada".

2. Gorrión alpino Montifringilla nivalis

Hay una forma muy sencilla de ver esta especie, que es ser esquiador y subir a las estaciones de montaña en invierno, donde suelen estar picoteando migas, como gorriones que son. Pero como yo no soy de esos, y a la montaña subo en verano, entonces hay que subir mucho, porque estos bichos hacen honor a su nombre. En verdad he estado en áreas en principio adecuadas para verlos en Pirineos, pero no ha sonado la flauta; en fin, ya caerá...

3. Camachuelo trompetero Bucanethes githagineus

Esta especie de zonas desérticas es común en las Canarias orientales (y cada vez más en las otras también), y seguramente acabe viéndola allá. Colonizó zonas áridas del sureste peninsular a finales del siglo pasado y continúa expandiéndose poco a poco: cría en las sierras litorales de la zona y en invierno desciende a zonas de playa: en el cabo de Gata, zona típica, lo busqué sin éxito en enero de 2016. A ver si se puede hacer algún otro intento...

Este pájaro carpintero es tan escaso en España, y está tan localizado (menos de 100 parejas en hayedos pirenaicos navarros maduros), que en realidad nunca he llegado a plantearme hacer algún viaje para verlo. Sin embargo justo ahora, a principios de primavera, no debería de ser tan difícil detectarlo si uno sabe dónde mirar: están los bichos en celo y moviéndose mucho, y los árboles aún sin hojas, de modo que las posibilidades de verlos se multiplican. Queda para algún otro año.

5. Urogallo Tetrao urogallus

¡Ay, si los urogallos fuesen aún tan no-comunes como en 2003! Pero esta especie se nos va delante de las narices y, siendo aún bastante más abundante que la especie anterior (¿algunos cientos de parejas?), es tan sensible a las perturbaciones humanas que me da mucho reparo siquiera intentar verlo, así que seguramente se quede en esta lista de forma indefinida. Y me fastidia tanto más en cuanto que una vez sí lo escuché volar: estando en el pirineo leridano alguna cosa inmensa revoloteó pesadamente entre los pinos; yo no lo vi, y mis acompañantes, ¡ay!, sí...

- Finalizado el top 5 de especies que como son reproductoras como que las nota uno "más de aquí", y da más rabia no haberlas visto, vendría después una lista bastante mayor de especies migrantes no rarezas que oye, me apetecería bastante ver. Ver las que sí son rarezas también me apetece mucho, claro, o citar alguna vez una primera para España, ya puestos a soñar; pero la ¿gracia? de las rarezas está en su imprevisibilidad, y estas que menciono ahora sí son lo suficientemente regulares como para saber dónde podría esperar verlas. Hablo por ejemplo de algunas aves marinas que me faltan, como varios paíños, el frailecillo, el págalo rabero o el charrán rosado; y que tal vez caigan la próxima vez que pueda hacer una salida pelágica o me dé por sentarme en Estaca de Bares a aburrirme viendo cómo se me escapa la vida en época de migración. Hablo de algunas limícolas que al ser cada vez menos escasas se han caído de la lista de rarezas, como los correlimos pectoral y canelo. Podría meter también al carricerín cejudo y al bisbita gorgirrojo, paseriformes que nos visitan escasamente durante los pasos y que tengo muchas ganas de ver. Y por último metería el buitre moteado, especie africana de presencia habitual en la zona del Estrecho.

- Por último, para terminar de engrosar mi lista ibérica me gustaría meter algunas especies que no he visto en España, pero sí allende nuestras fronteras. Algunas sí serían rarezas aquí, y otras (ya) no, "solo" migrantes escasas. Hay, como en el párrafo anterior, un batiburrillo, un poco de todo: aves costeras y acuáticas como el charrán ártico o la pagaza piquirroja, el avetoro o la gaviota enana; rapaces como el aguilucho papialbo o las águilas moteada y esteparia, paseriformes como la lavandera cetrina, el mosquitero silbador o el papamoscas papirrojo; y hasta una especie reproductora, localizada sin ser demasiado escasa: la perdiz pardilla.

RESTO WP

El WP típico de las guías (Imagen)

Puestos a soñar... puestos a soñar, algún día se irá el maldito virus, y también tendré dinero, tiempo y sobre todo ánimos para volver a hacer viajes, que es algo que a día de hoy me agota de solo imaginarlo. Pero algún día volveré a coger un avión o un barco; algún día volveré a salir de la Península. Y ese día... ¿dónde querré ir? Pues seguramente no os parezca que escojo destinos muy exóticos, pero mira, a mí me da igual; cada uno encuentra el gusto a su manera:

- Me gustaría ir lo primero de todo a Fuerteventura, a completar mi lista española con las especies norteafricanas presentes allí (corredor sahariano, avutarda hubara, tarro canelo, tórtola senegalesa, rabijunco etéreo...), más la bonita tarabilla canaria como endémica. Y ya que estamos, y para completar las endémicas de Canarias, habría que escaparse alguna vez a Gran Canaria para ver el recientemente splitado pinzón azul. Y también me haría mucha ilusión ver todas las especies endémicas de reptiles del archipiélago, y los hábitats que me faltan, ¡por supuesto que sí!

- Y después de Fuerteventura, mi destino soñado es Córcega, ya veis: que tiene un buen conjunto de endemismos, tanto aviares, de la isla o la región tirrénica (trepador corso, verderón corso, currucas sarda y subalpina), como de herpetos, para lo que estaría genial añadir Cerdeña a la visita.

- A mayores de Fuerteventura y Córcega, la verdad es que creo que me haría más ilusión ir sumando "de casualidad" especies centroeuropeas "comunes" ausentes en España que plantearme viajes específicos a regiones exóticas. Pienso en aves del entorno alpino, como el grévol, la perdiz griega, el mochuelo chico o el cascanueces. O en aves escandinavas como el lagópodo común, varios búhos, patos, pájaros carpinteros o paseriformes árticos. O pienso en moverme más hacia el sureste, que en Grecia y el este europeos empiezan a aparecer varios paseriformes orientales interesantes: zarceros, currucas, collalbas, el carbonero lúgubre...

- Si "me obligáis" a hacer viajes más currados, el corazón me pide tirar hacia las islas antes que hacia cualquier otro lugar. Ver las endémicas de Madeira o Cabo Verde, claro que sí; ver porrones islándicos en, ejem, Islandia; o lagópodos, pardillos piquigualdos, piquituertos y araos aliblancos en Escocia. Ver las endémicas de Chipre, un gustazo...

- En terreno continental, creo que lo que más ilusión me haría sería volver a Israel con tiempo y con la cabeza despejada, ¡la de cosas que se pueden ver allá en primavera y otoño! Después de eso, me gustaría ver aves saharianas en Marruecos. Y eventualmente, y si algún día consiguiese vencer mis miedos y perezas, las maravillas aladas de las montañas caucásicas.

¿¿¿Y además???

¿Pero queréis que sume aún más destinos? ¡Si no voy a tener ni tiempo ni dinero! Habrá que ser realistas... Pero bueno, puestos a que nos toque el Euromillón sin jugarlo, me gustaría (por no mear muy lejos del WP) visitar Omán, y las montañas de la Arabia Felix cuando se pueda, que están llenas de especies que me llaman muchísimo la atención. Y saltar de ahí a Socotra, otra isla maravillosa. Y siguiendo con la temática insular, visitar São Tomé y Príncipe; ySeychelles, las Mascareñas y las Comoras, antes que Madagascar; y en realidad Tristán da Cunha, Asunción y Santa Elena antes que ninguna otra isla africana. Ahora que ya la tengo bastante trillada y me siento cómodo no me importaría volver a Sudáfrica, a seguir sumando las especies que me faltan. Y puestos a viajar aún más lejos, la verdad me llaman más la atención la diversidad moderada y de las zonas templadas que el agobio obsceno de las tropicales: Norteamérica antes que el Amazonas, Japón antes que la Sonda, Nueva Zelanda antes que Australia...


... y yo creo que como carta a los reyes ya vamos bien, ¿no? Ya iré actualizando esta entrada cuando toque.

domingo, 14 de marzo de 2021

Nací(o) en el Mediterráneo (libros de 2021, 4/x)


Una de las muchas cosas buenas de tener una amiga como Raquel es que de vez en cuando los Reyes te dejan algo en su casa también; en este caso el 4º libro del año. Qué bien, tras varios ensayos tenía ya ganas de un poco de ficción (aunque, al ser novela histórica, uno no deje de aprender algo). Y además me ha gustado bastante y me lo he despachado deprisa; también ayuda el hecho de volver a echar varias horas a la semana en el metro y la renfe con esto de volver a trabajar...

El libro es una adaptación novelada de las peripecias de León el Africano, autor cuya vida por otra parte se conoce (o se supone más bien) a partir de su única obra completa: Della descrittione dell’Africa et delle cose notabli che ivi sono, una descripción de sus viajes a ambos lados del Sahara que, si bien resulta ajustada a la realidad, no sabemos cuánto tiene de vivencia autobiográfica, cuánto de testimonios recogidos de terceros, o cuánto de invención. Ateniéndonos a este libro, la familia de León habría abandonado Granada siendo este un crío poco antes de su captura, emigrando a Fez. Allí el joven habría recibido una buena formación y emprendido una serie de viajes de negocios y diplomáticos al servicio de diversos señores, que lo habrían llevado de imperio islámico en imperio: del Songhai al sur del Sáhara al de los mamelucos en Egipto, y luego al Otomano. En algún momento de estas peripecias es capturado y puesto al servicio del Vaticano, de León X primero y de Clemente VII luego, que se habrían valido también de sus servicios como diplomático. Se le pierde la (tenue) pista histórica a León tras el sacco de Roma y se le supone de vuelta en tierras moras.

La novela, de Amin Maalouf (periodista de guerra y escritor franco-libanés, gran conocedor de primera mano de las relaciones y tensiones entre los distintos pueblos de Oriente Medio), se aprovecha mucho de la obra original de León, pero rellena los huecos de esa narración pintándonos en primera persona un personaje simpático y que, como Simbad el Marino, tiene la suerte de caer siempre de pie, por muy inverosímiles que sean las circunstancias de la vida. El carisma del personaje por un lado, y el marco en que se encuadra su vida (y la novela) por otro, en unas primeras décadas de la Edad Moderna en que el Mediterráneo está terriblemente tensionado entre imperios cristianos y musulmanes, hacen que el libro entre muy bien; son quinientas páginas que casi ni se notan.