sábado, 23 de abril de 2022

La guerra de la gente corriente


Es un secreto a voces (a voces que solo yo oigo) que, si bien ya había abandonado antes la disciplina de escribir en el blog, el empeño por mantener este espacio activo murió cuando me metí en redes en 2019 y descubrí en Twitter e Instagram una forma más inmediata de llegar a más gente, y sobre todo de conseguir una retroalimentación mucho mayor. Sí; aunque a menudo me decía, y he dejado escrito en este blog (este o sus antecesores), que yo en realidad escribía "para mí", para registrar mis memorias, en cuanto he descubierto el gozo de escribir "para otros" me he dejado llevar por él. Me lamento, no creáis: cuando me coincide releer en el blog eventos de años pasados que no recordaba, siempre me pregunto cuántas cosas no recordaré ya de 2018 hacia acá... pero bueno, probablemente no sean instantes que fuesen a cambiar el curso de la Humanidad, si ni siquiera han parecido dejar una gran huella en mi vida.
Con todo, y al menos por no olvidarme de escribir, quise resucitar esta web, y encontré en hacer reseñas de los libros que iba leyendo el estímulo lo suficientemente regular y poco exigente como para obligarme a hacerlo... hasta que, ¡oh sorpresa!, también se me fueron las ganas de eso. No sin remordimientos, ojo; seguramente haya algún término en Psicología para cuando nos autoimponemos deberes simplemente porque queremos, sin que hagan falta para nada, y después sufrimos por no hacerlos, cuando muy bien podríamos pasar de ellos sin que le afecte eso a nadie... en fin.

El caso es que tras el último libro reseñado en este blog han caído otros varios, mejores o peores, y no ha quedado de ellos memoria en esta web; pero siendo hoy el Día del Libro sí he querido obligarme a reseñar los dos últimos que he leído: tienen mucho en común, aunque sean de estilos muy diferentes; y los dos me han gustado muchísimo, y a la vez me han conmovido y angustiado bastante. Los dos tratan sobre la 2ª Guerra Mundial, y los dos están escritos por mujeres:

El primero, Suite francesa, de Irène Némirovsky, es una novela sobre la caída de Francia ante el avance nazi y la posterior ocupación del país. Aunque ficción, es muy realista y viva, pues no en vano la autora la escribió prácticamente "al día", durante la propia guerra, novelando lo mismo que estaba viendo. Procedente de una familia judía ucraniana, burgueses acaudalados que se exiliaron en París tras la Revolución Rusa siendo ella aún adolescente, Irène destacó desde joven como novelista. Suite francesa iba a ser en principio una pentalogía (curioso me resulta que la autora pudiese planearla así cuando, como digo, la iba escribiendo a la par que la guerra tenía lugar, sin saber qué iba a pasar en el futuro), pero que quedó inconclusa tras la segunda parte porque Irène fue deportada y ejecutada en Auschwitz en 1942. La primera parte se sitúa en 1940, en los días previos a la toma de París, y narra la huida de la ciudad de varias familias y personas a los que irá siguiendo en capítulos intercalados, entrelazándose a veces sus historias. La segunda parte tiene lugar en 1941 en una pequeña ciudad de provincias donde se ha acantonado un batallón nazi, a cuyos soldados debe la gente acoger en sus casas; y relata diversas escenas de rechazo y colaboración con los ocupantes que finalizan cuando estos parten camino del recién creado frente ruso. Tras la muerte de su autora el manuscrito permaneció muchos años oculto en una maleta con recuerdos familiares que conservaron sus hijas (bautizadas y ocultadas en un internado religioso hasta el fin de la guerra), y no vio la luz hasta 2004.


El manuscrito anónimo de Una mujer en Berlín también estuvo oculto durante bastante tiempo antes de aparecer publicado. Es un diario: el de una mujer de treinta y pocos años que narra los eventos acaecidos en su piso, su comunidad de vecinos y su barrio entre abril y junio de 1945, desde justo antes a justo después de que el ejército soviético tomase Berlín y finalizase la guerra. Habla primero del miedo ante lo que pasará, de las bombas que caen cada vez más cerca del refugio y, por fin, del primer día en que llegan los rusos. De cómo se instalan estos por calles y casas y de cómo, poco a poco, hay una vuelta a una "nueva normalidad". Pero habla sobre todo de hambre y de violencia sexual, de las mezquindades y gestos de camaradería que la guerra hace que surjan entre la gente corriente, en un tono a la vez resentido y resignado (una especie de "todo es una mierda, pero la verdad supongo que nos lo merecemos"). No se publicó hasta diez años después, y en EE. UU., en inglés y varias otras lenguas, antes de publicarse el texto original en alemán. Está genialmente escrito, muy vivo, dramático y a la vez rebosante de humor cínico; se hace sorprendentemente moderno, muy "estilo Twitter".

En varios de mis libros preferidos aparece la guerra (incluida la IIGM) como telón de fondo, o directamente como escenario, pero al ir leyendo estos libros me daba cuenta de que me faltaba un punto de vista de importancia capital: el de los no combatientes; y, en particular, el de las mujeres. Mientras los hombres van a la guerra, las mujeres (y niños, ancianos, etc.)  quedan como "la verdadera civilización", el mundo normal. Un mundo que, en una sociedad occidental, "avanzada", de repente se ve sin lo que creía más básico: sin luz y sin agua, sin suministro de comidas, sin combustible, sin noticias... y ambos libros reflejan muy bien el terror de la "gente normal" al tener que enfrentarse de repente a un mundo que creían haber dejado atrás hace siglos: un mundo donde lo único que no está racionado es el sufrimiento. Pensaba al leer ambos libros que algo similar estarán experimentando ahora en Ucrania, y temblaba sobre todo al ver como una posibilidad ya no tan remota el que nos tocase vivir aquí lo mismo (con o sin guerra de por medio), entre noticias de pandemias, de encarecimiento de la vida y de escasez de productos. Temblando no tanto ante el fin del mundo como ante el fin del bienestar. Quiera Dios que no nos toque...

miércoles, 26 de enero de 2022

Icebergs de la Ciencia (libros de 2021, 15/x)

 


Antes de escribir esta entrada, me fui a releer y a disfrutar con los recuerdos de mi única, breve y gratísima visita a Londres, en la que, contra todo pronóstico, lo peor de todo lo que vi fue el Natural History Museum. Ya comenté de aquellas que lo que no me había gustado era lo que había podido ver del museo (en muy poco tiempo, además), y no "el museo" en sí. Me quedaron muchas salas por ver, claro, pero además los museos (todos, supongo, no solo los de ciencias naturales) son un poco como un iceberg: hay una parte que puede ver el común de los mortales, las colecciones musealizadas, y otra mucho mayor solo accesible para aquellos capaces de bucear en las aguas de la ciencia: las colecciones en sí, destinadas a durar eternamente; y también las secciones dedicadas a la investigación...

Pues de todo lo que uno no ve normalmente del NHM va este libro que disfruté mucho releyendo: en Dry Storeroom No. 1: The Secret Life of the Natural History Museum (de Richard Fortey, 2009, Vintage Books) el autor, un paleontólogo ya retirado que ha pasado décadas estudiando trilobites en el NHM (y que tiene otro libro titulado, ejem, Trilobite, con críticas muy positivas), ha tenido tiempo de sobra de recorrer todos los pasillos, sótanos y desvanes de un edificio del que el común de los mortales solo ve una pequeña parte (inmensa, por lo demás), y lleva de la mano al lector tanto por almacenes llenos de tesoros naturales como por los laboratorios donde se desentrañan sus secretos. Cada uno de los capítulos orbita más o menos en torno a secciones del museo: zoología, paleontología, botánica, geología... y dentro de los mismos el autor hace una semblanza histórica de cómo ha ido desarrollándose esa sección a lo largo del tiempo, cuenta cotilleos de los investigadores que conoció o que siguen en activo en las mismas, explica en qué áreas se investiga en esos campos a día de hoy, y ofrece algunas reflexiones personales sobre la ciencia o la preservación del medio ambiente.

Me lo he pasado pipa con este libro. El autor es lo suficientemente mayor como para recordar (o conocer a quienes lo vivieron de primera mano) multitud de momentos y anécdotas de lo más variado: científicos brillantes pero insoportables, otros directamente locos de remate, otros encantadores... líos de faldas y de fraudes científicos, historias de exploraciones pasadas y de grandes descubrimientos... una delicia de libro para cualquier cotilla; y ¿qué científico (oficial u oficioso) no lo es un poco?

PS. Añadiré que nuestro Museo Nacional de Ciencias Naturales estuvo de aniversario redondo en 2021, soplando 250 velitas. Se ha editado un libro sobre su historia al que habrá que echarle también un ojo...

domingo, 16 de enero de 2022

Hablemos de bisontes -no- (libros de 2021, 14/x)


¿Qué es rewilding?
¿Y tú me lo preguntas?
Rewilding, er....

"¿Qué es el rewilding?" debe de ser una de las cuestiones más de moda en Biología de la Conservación en los últimos años; y tenía muchas ganas de leer este libro (Rewilding Iberia, de Jordi Palau. Lynx Edicions, 2020), que me cayó por mi cumpleaños y del que tenía muy buenas referencias, para ver de una cómo lo resolvía y de otra cómo desarrollaba el tema de su subtítulo: "Explorando el potencial de la renaturalización en España". Y también tenía ganas, aunque menos, de obligarme otra vez a escribir, y de dar salida a los libros de 2021 cuya reseña tengo aún pendiente, para quitarme ese peso absurdamente autoimpuesto de encima. Así que vamos con ello...

El rewilding o renaturalización (lo siento, pero no tiene el mismo gancho traducido) no consiste (solo) en "soltar bisontes", que es casi lo que ha venido a entenderse por el término en España. Abreviando mucho la definición a la que este sesudo libro dedica muchas páginas (podrá uno coincidir más o menos con el autor, pero es una obra bien escrita y muy bien documentada, que tira de muchas referencias), podríamos decir que rewilding consiste en recuperar o mantener, en zonas extensas, los principales procesos ecológicos: básicamente y en nuestro ámbito geográfico, las especies clave de los gremios de herbívoros y carnívoros, el fuego, y el ciclo del agua. La zona de la que se parta no tiene necesariamente que estar bien preservada de inicio, y esta es tal vez la principal diferencia de planteamiento con el modelo típico de área protegida (que busca proteger zonas aún valiosas supervivientes de un pasado mejor, y procurar que se mantengan en ese estado conservado en el tiempo); pero sí debe ser lo suficientemente extensa y estar libre de presiones antrópicas que afecten directamente al medio (caza, agricultura o ganadería, limitaciones en los cursos de agua...) como para poder dejar la la naturaleza se las apañe sola. El autor ofrece la cifra guía de 50.000 Ha (500 Km2) como la superficie mínima donde poder dejar que carnívoros y herbívoros encuentren su equilibrio, o donde poder dejar que un fuego fortuito queme lo que tenga que quemar y se apague sin intervención humana. Dedica también mucho espacio a analizar qué podríamos entender como "natural" en la Península (incluyendo cuánto deberíamos remontarnos en el tiempo para considerar que "este es el ambiente que debería haber"), y realiza un primer análisis muy completo de qué zonas de España (actualmente protegidas o no) tendrían potencial como para ser renaturalizadas.

Jordi Palau tiene gran experiencia como gestor de áreas protegidas en Cataluña, y conoce de primera mano cómo se gestionan reservas donde, como en Sudáfrica, el planteamiento cercano al rewilding es el más habitual (muchas reservas allá son antiguas zonas de cultivo); se nota a lo largo del libro que sabe de lo que habla, esté uno más o menos de acuerdo con él.  El libro tiene un enfoque muy práctico y orientado hacia favorecer el mantenimiento de los ecosistemas por encima del de especies concretas (pero como medida de proteger muchas más especies que las que se benefician de los programas de conservación habituales: si los ecosistemas forestales ibéricos "siempre" han tenido "vacas y caballos" como herbívoros principales, pues necesitaremos ahora que haya "vacas y caballos", ya sean estas vacas razas rústicas actuales, recreaciones de los antiguos uros y/o bisontes (aunque no sean el bisonte de Altamira, pero sí lo más parecido que tengamos; y ya hablemos de ponis asturcones o de konik que superficialmente parezcan tarpanes. Y me dejo en el tintero muchas cuestiones que toca el libro y que son muy pertinentes, como pueden ser el análisis de iniciativas similares en otras regiones o ver cómo encaja el rewilding en el tejido económico y social de un país. De hecho buena parte del libro se estructura en torno a dos preguntas que van a la raíz del asunto: en el contexto ibérico, ¿es posible el rewilding? Y si/allí donde la respuesta sea sí, ¿es pertinente?

A mí la verdad el libro me ha cautivado mucho, y viajando este otoño dos veces por el sistema Ibérico (el núcleo más duro de la "España vaciada" y, como tal, más susceptible de acoger -y de verse según el autor beneficiado por- iniciativas de este estilo) no hacía más que mirar por la ventana intentando "ver hacia el futuro" tauros, tarpanes, bisontes, osos, onagros y lobos. He soñado, sí, con un "Kruger ibérico" donde pagar por ver, no (pero sí) "vacas y caballos", sino ambientes re-naturales como los que vieron nuestros ancestros más remotos. Ojalá ser un Amancio de la vida para poner el dinero en la mesa y financiar estas iniciativas... entretanto le recomiendo a cualquiera con un interés mínimo en la conservación de la naturaleza que se lo lea; pues aunque no comulgue uno con el autor, desde luego encontrará muchos puntos de debate interesantes.