sábado, 20 de febrero de 2021

Reenganchándome a la sociedad

Pues nada, parece que me vuelvo a Madrid. Pero ¿volver, desde dónde? Resulta que llevo en casa de mis padres en Orense desde diciembre: justo coincidió la reapertura de cierres perimetrales con que falleció un tío nuestro, y con la excusa a primeros de mes vinimos para aquí mi hermano y yo. Yo, con la idea de "no regresar": en condiciones normales estoy muy a gusto en Madrid, pero en este año del virus de las narices en que es mejor ni salir de casa ni quedar con nadie, pues nuestro piso familiar es más espacioso que el que compartimos en Madrid; y además aquí no tengo que preocuparme de molestarlo los días en que le toca teletrabajar. Por no hablar de que, en cierto modo, estando sin cobrar el paro desde hace ya algunos meses me siento "menos mal" viviendo a expensas de mis padres que a expensas suyas; yo qué sé...

Total, que en estos dos meses largos parece que el proceso de recuperación del colapso otoñal va yendo a mejor. Lo digo porque, aunque la parte de querer socializar, hacer planes y salir de casa sigue fallándome mucho (la pandemia me viene bien como excusa, pero lo que hay de fondo no es eso), entremedias he tenido algún contacto que otro con el mundo laboral y no se me ha venido todo abajo. Lo más relevante fue tal vez que me escapé a primeros de enero unos días a Madrid, para hacer un examen para entrar en una bolsa de trabajo de técnico del herbario de la Escuela de Montes: los tres que pasamos con notas raspadas el primer filtro de una parte teórica bastante enrevesada hicimos luego una prueba práctica; me entretuvo mucho tener que hacer y teñir casi a la buena de Dios un corte de una rama, y tener que identificar dos plantas con el Bonnier, cosas que no hacía desde primero de carrera... pero bueno, salí al paso de eso también y ahora están evaluando los méritos laborales de los que seguimos en liza.

Pero dejando eso a un lado, lo que de momento parece que me mantendrá ocupado vuelven a ser tareas administrativas, un poco en la línea de mi curro en el CSIC de 2019: me contratan en la Oficina de Proyectos Europeos e Internacionales de la Universidad Autónoma de Madrid, para dar servicio a los equipos que quieran pedir proyectos de este estilo, que son muy golosos por la cantidad de financiación con que suelen contar: dar difusión a convocatorias, ayudar con las solicitudes y con las evaluaciones anuales... esas cosas, ya me iré enterando. ¿De momento? Agobiado y sintiéndome incapaz, pero lo suficientemente entero como para haber dicho que sí; ya a partir del 1 de marzo que empiece iré quitándome los miedos de encima, si Dios quiere. Y además que, ya que volveré a trabajar al campus de Cantoblanco, tengo muchas ganas de ver qué tal le va a mi pedacito de cultivo madrileño de secano favorito...

No hay comentarios:

Publicar un comentario