jueves, 31 de octubre de 2019

Vuelta la burra al trigo...

... o, en el expresivo lenguaje bíblico, "el perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el barro" (2 Pedro II, 22): no bien he terminado de trabajar en el CNB, me he vuelto a la Facultad de Biología de la UCM; la que nunca he dejado de considerar, con un sentimentalismo que tal vez no raya ya en lo sano, mi verdadera casa en Madrid. Los nueve meses trascurridos yendo a Cantoblanco han sido en general bastante felices: el trabajo ha sido sencillo (más allá de lo aborrecible que se me hace muchas veces hacer papeleo) y mis compañeros muy buena gente, de la que me dio bastante pena despedirme ayer y a la que espero visitar alguna vez; pero aunque no lo sepa definir, está claro que el ambiente del Consejo no es el de la universidad, y para mí es evidente en cuál me encuentro más a gusto (y espero en un futuro cada vez más próximo sentir lo mismo en el instituto).

"Autorretrato VI", o "La sombra de lo que fui"
Además, y aunque ahora vaya a leer menos, cambiar el Cercanías por el coche de San Fernando en esta mañana de juernes soleado de otoño, en que el nisperero ya perfumaba la esquina de Andrés Mellado y el pinar del Clínico verdea con ganas, me ha hecho tremendamente feliz, hasta el punto de ir hablando en voz alta con el cernícalo y las urracas que me han ido saliendo al paso. Estaré viniendo este mes de noviembre en que ya tenemos muchos exámenes y trabajos que entregar a trabajar cada día a la biblioteca que toque, que me centro mucho más que en casa; cuando no estoy actualizando esto, quiero decir. Habrá que ir cerrando...

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